26/07/2024

“La policía nos pide plata para trabajar”

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Desde 2014 Georgina Orellano es Secretaria General de la Asociación de Mujeres Meretrices – Putas Feministas de la Argentina. Referente obligada para conocer sobre la lucha por el acceso a derechos laborales y contra la clandestinidad de las trabajadoras sexuales. Visitamos “Casa Roja” la nueva sede de AMMAR en la calle Filiberto 1745.


A los 19 años tuvo su primera experiencia como prostituta, pero debieron pasar ocho para contarle a su familia. Madre soltera, producto de una relación que no duró mucho, habló con su hijo Santino (14) sobre su verdadera ocupación cuando apenas tenía 5 años. No hay nada que ocultar, por el contrario, para Georgina hay mucho por reivindicar.

¿Ocupación?
Desde hace 15 años ejerzo el trabajo sexual en la vía pública.

En la edición de Marzo publicamos una entrevista con Margarita Meira. Es la titular de la Asociación Madres Víctimas de Trata con sede también en el barrio de Constitución. Ella se pronunció en contra de la legalización de la prostitución y por lo tanto se autodefine “abolicionista”. Tuvo consideraciones muy duras con AMMAR.
La prostitución en nuestro país no está considerada un delito, no es ilegal pero a la vez no está permitida. Consideramos que es un trabajo porque es una decisión propia y por lo tanto, voluntaria. Necesitamos un Estado presente garantizando el acceso a derechos laborales como obras sociales y jubilación. Desde AMMAR damos a conocer este vacío legal en el que nos encontramos las trabajadoras sexuales, que debemos realizar nuestra actividad en contextos de clandestinidad. Para organizarnos tuvimos que transitar por situaciones de mucha violencia producto de la clandestinidad de nuestra actividad. Respetamos las distintas opiniones pero también queremos que se respete nuestra lucha y decisiones y por eso es importante que se distinga trabajo sexual de trata de personas.

No todas las personas están preparadas para asumir que la prostitución puede ser una salida laboral y que, de prosperar algunas de las propuestas de AMMAR, las trabajadoras podrían acceder a una jubilación. Algunos pueden pensar que puede ser un momento en la vida, pero nunca permanente…
Trabajé en casas particulares y fui niñera, como muchas de mis compañeras, antes de ejercer el trabajo sexual. No elegimos libremente las condiciones laborales de explotación, escasa remuneración y muchas veces maltrato; sin embargo, nadie nos preguntó si era un trabajo que deseamos.

El Jueves 3 de Junio se realizó una nueva reunión por videollamada del programa “Comisarías Cercanas”, iniciativa que prevé un ámbito para que los ciudadanos puedan transmitir sus inquietudes en materia de seguridad. Fuiste la primera oradora, y para sorpresa de AM y el resto de los asistentes, aseveraste que la Policía les exige dinero para trabajar en Constitución…
Ratifico la denuncia y solicitamos que la Policía pare con el trato hostil y violento que acostumbra en Constitución con nuestras compañeras. 

En la mencionada reunión estaba presente Gustavo Pereyra, titular de la Comisaría 1C. Visiblemente ofuscado no solo negó la veracidad de tus dichos, sino que te invitó a su oficina para que entre otras cosas señales quienes son los policías que actuaban de esa forma y que,  de ser necesario, los pondría en disponibilidad…
Esa misma noche lo llamé a su celular, ya que él mismo lo pasó en esa reunión por zoom. Tuvimos un problema a las 21 hs en la esquina de Salta y Pavón. Un policía motorizado le tiró gas pimienta a una compañera. Por el llamado a Pereyra intervino inmediatamente el subcomisario en persona y llamaron al SAME porque “Natali” no podía abrir los ojos del dolor. Nos subimos a un patrullero que pusieron a disposición y fuimos a la comisaría para radicar la denuncia.

Bueno, podríamos decir que existió un avance. Me refiero a la relación con la Policía que opera en la zona.
Ya habíamos construido relación con policías de menor rango quienes, ante inconvenientes, siempre están dispuestos a ayudarnos. No todos los policías son iguales. Algunos tienen con nosotras un trato más humano, nos avisan cuando llamamos por las compañeras y al menos nos informan cuál es la Fiscalía interviniente en las causas que nos abren.

Pero al final nunca se reunieron con Pereyra…
No. Cuando asumió lo fuimos a ver unas 40 trabajadoras sexuales (NR La Comisaría 1C está ubicada en la Av. San Juan 1757) salió a la puerta y dijo que no podía recibirnos porque tenía que cumplir con los protocolos Covid. Por eso decidimos marchar a la Secretaría de Seguridad del GCABA, donde entregamos un petitorio que, entre otras cosas, reclama la derogación del artículo 86 del Código Contravencional de la Ciudad. Esta norma criminaliza la figura de ostensibilidad del servicio sexual en el espacio público, pero está claro que nunca puede estar referida a la identidad de género de la persona, vestimenta, portación de rostro ni sobre señas que las personas realicen en la calle.

Georgina Orellano (34) nació en Derqui (Pilar, provincia de Buenos Aires) donde realizó sus estudios primarios y secundarios completos. Cursó el CBC para la carrera de Psicología, que dejó para dedicarse tiempo completo a su hijo. Pero la relación con el padre de Santino no duró mucho e intentó retomar la Facultad, esta vez en la carrera de Ciencia Política, pero tampoco pudo seguir. Sin dudas, esta es una deuda pendiente que probablemente retome cuando finalice su segundo mandato a cargo de AMMAR que tanto tiempo le dedica. “Mi deseo es recibirme en la carrera de Letras antes de cumplir 40 años, para después poder dar clases. Lo siento como otra forma de militancia” asegura a este medio. En sus inicios como trabajadora sexual nunca imaginó el rol sindical que le tocó ocupar. Proviene de una familia muy peronista y militante; quizás por ello le resultó natural meterse en los conflictos que tenían otras compañeras, y cuando se quiso dar cuenta, ya se había convertido en una líder en la defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. Actualmente está en pareja con una mujer y en alguna entrevista aseguró que no se considera lesbiana, sino bisexual. Georgina es muy familiera, de hecho los domingos visita con su hijo al resto de la familia integrada por su mamá de 70 años, 5 hermanos y 11 sobrinos. Cuando se acerca el fin de semana, el grupo de whatsapp familiar estalla con el debate sobre el menú y cuál es el aporte de cada comensal para el banquete familiar. Si bien le gusta la cumbia, su militancia y trabajo le permitió conocer personas de diferentes culturas. Por ello se le anima a la música y a la gastronomía de Perú y de la República Dominicana.

Pero los funcionarios policiales, y en este caso del Ejecutivo, deben accionar de acuerdo a la ley vigente, quiero decir, ellos no legislan.
La legisladora Victoria Montenegro (NR Bloque Frente de Todos) presentó el 8 de Marzo pasado el pedido de derogación de este artículo que la Policía utiliza para ampararse y abusar de su poder. Los operativos son desmedidos y violentos. Tenemos videos en donde se observa que la Policía les pide a compañeras que se bajen los pantalones para verificar si están cometiendo alguna actividad ilícita. Cobran coimas y hemos presentado este tipo de denuncias en la Fiscalía y otras instituciones a las que fuimos convocadas.

A ver si entendí bien, pagan coimas para que les permitan trabajar, pero aun así las hostigan. ¿Por qué continúan pagando?
A veces en los operativos se llevan el dinero recaudado. Por seguridad, la mayoría tenemos dos celulares, uno para trabajar y otra para nuestra familia. Es muy usual que nos roben uno de los móviles.

¿Vos trabajas en el barrio?
No. Trabajo en Villa del Parque porque, entre otras cosas, mi hijo asiste a un colegio de Constitución. La Policía me conoce, sabe que no trabajo en la zona, y sin embargo me piden los documentos en la puerta de un supermercado chino para hacerme pasar un mal momento con los vecinos.


LA CASA DE LAS PUTAS
Casa Roja es la nueva sede de la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) y está ubicada en la calle Filiberto 1745. Constitución alberga muchas trabajadoras sexuales en hoteles, inquilinatos y tiene la mayor cantidad de trabajadoras sexuales en la vía pública, en comparación con otros barrios como Flores, Once o Villa del Parque. Hasta hace unos meses funcionaban en la calle Constitución 1305 (esquina Santiago del Estero) pero el local fue quedando chico a partir de la multiplicidad de servicios prestados por la Pandemia. Además se vencía el contrato de alquiler y surgió la posibilidad de rentar este inmueble donde funcionaba una imprenta.

¿Dónde estamos?
En Casa Roja que es un Centro de Asistencia Integral que asiste a las trabajadoras sexuales. Funciona de Lunes a Sábado y ofrecemos diferentes servicios que van desde el asesoramiento legal, asistencia psico social, apoyo escolar para les hijes de las trabajadores sexuales que son mamás, o para ellas mismas que pueden estar cursando el ciclo escolar. También asesoramos a las compañeras para que puedan anotarse a los diferentes programas sociales del GCABA que, en muchos casos, nosotros mismas desconocíamos, y a veces se dificulta mucho cumplimentar los requisitos.

¿Por ejemplo?
Para aplicar a un programa habitacional te piden un informe social en donde se debe constatar tu situación de vulnerabilidad. En Casa Roja contamos con un centro de prácticas de común acuerdo y articulación con la Facultad de Ciencias Sociales, donde los alumnos y alumnos de último año de la Carrera “Trabajo Social”, pueden hacer sus prácticas en esta sede.

¿Qué cambió con la irrupción de la pandemia?
Se precarizó aún más nuestra vidas. No tenemos un trabajo reconocido y por lo tanto no contamos con un “Estado presente”, como sí sucede con otras actividades económicas. Cuando comenzó la cuarentena hubo mucha desesperación de las compañeras. No trabajar para nosotras significa no poder comer, dónde vivir y cómo garantizar la educación de nuestres hijes, siendo que un 86% somos mamás y sostén de hogar.

Sin dudas significó un antes y después, me refiero al funcionamiento en la sede de la calle Filiberto.
Las compañeras nos escribían por whatsapp relatando que no tenían para comer. Empezamos a armar bolsones de alimentos. En la primera semana asistimos a 50 compañeras de diferentes hoteles de Constitución y a los dos meses ya teníamos una lista de 700 compañeras que nos solicitaban distintas asistencias. Lo que dejó en evidencia la pandemia es nuestra precarización y la falta de políticas públicas para un sujeto que para el Estado no existe. No aplicamos al IFE, por ejemplo… Además tenemos una analfabetización digital  importante, sobre todo en la población migrante. Esto genera situaciones de desigualdad para quienes ni siquiera tienen acceso a internet. Por eso colaboramos y mucho con diferentes trámites migratorios, renovación de la “precaria”, DNI y reclamos de actualización de datos en la ANSES de compañeras que se quedaron afuera del IFE.

¿Cómo se subvenciona AMMAR?
Contamos con financiamiento a nivel regional del Fondo de Mujeres Feminista del Sur, que brinda asistencia y aporte económico para organizaciones que tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Nos presentamos y fuimos seleccionadas para que nos ayuden con el alquiler de nuestra sede y la asistencia alimentaria.

Vemos que funciona un Comedor Comunitario.
Se lo hace a través de una articulación con el Ministerio de Desarrollo Social de Nación. El gobierno porteño asiste una vez por mes a las compañeras con cajas de alimentos secos. Cruz Roja Argentina nos ayuda con operativos de testeos por el Covid y campañas de sensibilización e higiene personal. El área de prevención del GCABA nos aporta preservativos. También tenemos articulaciones con diferentes organizaciones de la sociedad civil como Fundación Huésped.-


TERCERA POSICIÓN
¿La prostitución puede ser considerada un trabajo que se elige y desarrolla libremente?
La posición abolicionista reclama políticas que ayuden a extinguir la prostitución, a la que consideran que no es ni puede ser considerada como un trabajo y por lo tanto apoya la implementación de medidas punitivas contra el sistema prostituyente: consumidores y proxenetas. La línea abolicionista considera que la prostitución es el máximo exponente de la desigualdad, es el trato de las mujeres como objetos sexuales, como mercancía, generando dolor y sufrimiento. Esta corriente teórica es apoyada por Madres Víctimas de la Trata que preside Margarita Meira.

La prostitución es un trabajo cuando se elige como tal y, como el resto, debe ser regulado por el Estado y contemplar derechos para quienes la ejercen, aseguran los regulacionistas.

AMMAR propone una alternativa al abolicionismo y al reglamentarismo. El trabajo sexual tiene que ser reconocido siempre y cuando sea ejercido de manera voluntaria y por consentimiento propio. Proponen un modelo de despenalización del trabajo sexual, y en ese sentido, que la actividad sea encuadrada dentro del ámbito laboral, acompañada de los derechos que corresponden, tales como la posibilidad de acceder a una Obra Social y aportar al Sistema Previsional.

Fotos Alerta Militante

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