LA POLÍTICA DE LA ANTI-POLÍTICA
En la Ciudad de Buenos Aires viven más de 3 millones de habitantes, cuenta con un presupuesto anual de casi 10 mil millones de pesos y, a su vez, 1 millón de esas personas aportan ¼ parte del total del PBI nacional.
Por eso, y por tener también en su territorio los principales edificios donde se dirimen las políticas de escala nacional, la Ciudad es el más importante bastión electoral y el foco principal de la atención política.
En una post-sociedad en que una múltiple variedad de mensajes emitidos impide la reflexión global de los sucesos, pensar históricamente puede servir para entender el triunfo de Mauricio Macri de forma apabullante el último 24 de junio.
Origen del ascenso macrista
En contra del sentido común que entiende el “pasado” más como remover antigüos pleitos que como origen y construcción de la actualidad, podemos ubicar el principio de la avanzada Macri en la crisis del 2001.
Si bien su incursión en política se remonta a las asociaciones espurias entre el Gobierno y su familia a partir de la última dictadura militar, el principio de su flagrante apoyo empieza en la deslegitimación de la sociedad hacia la clase política tradicional.
Ese espacio de vacío institucional creado por los ‘caceroleros’ y fuertemente apoyado por los medios-empresas de comunicación, fue ocupado años más tarde por el PRO (en tanto ‘empresarios sin ideología’, ‘política joven’ y ‘establishment económico’).
Apoyo social
Por un lado, la clase media fundamentalmente, hizo sus primeras experiencias asamblearias, estigmatizando la política a tal punto de rechazar el apoyo partidario de izquierda, y llevó a 8 legisladores zamoristas a la Legislatura.
Por otro, liberó el sector que no supo ser aprovechado por el progresismo en la gestión (Ibarra, Telerman), allanando el camino para un triunfo macrista
De este modo podemos entender el ascenso de Macri, no como sorpresa sino como resultado lógico de un proyecto ideológico que tiende a despolitizar a los sujetos y creer así que el cambio proviene del Mercado y la derecha.
Triste muestra de la fragilidad democrática, hoy el sector empresario –que antes accedía al poder por medio de golpes de Estado -, se beneficia por el clima de disgusto y relevo de responsabilidades que recorre a la mayoría de los porteños.
* Joaquín Cardoso. Redacción Alerta Militante