JORNADA DE DONACIÓN VOLUNTARIA DE SANGRE

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Para poder donar se debe contar con un documento de identidad. No es
necesario el ayuno previo. La colecta externa es una modalidad cada vez más
frecuente que facilita la donación voluntaria de sangre, pues surge del
espontáneo acto de ofrecer una parte de nuestra sangre para salvar la vida

del prójimo que la necesita. Durante el año 2005, 13.400 niños y 19.200
adultos pudieron recibir un tratamiento, un trasplante de órganos u otro
tipo de cirugía, gracias a que 83.388 personas concurrieron a donar sangre.

Es importante saber que donando sangre se salvan vidas, ya que la sangre es
irreemplazable por productos artificiales y sólo el organismo humano es
capaz de producirla y de donarla: la donación de sangre es altruista, no se
compra ni se vende. La sangre hasta hoy es irreemplazable, no existe sangre

artificial ya que no puede ser reproducida en laboratorio alguno. Varios
componentes sanguíneos, en particular los celulares, como así también sus
funciones, son demasiado complejos para ser «fabricados». Por lo tanto,
tomando en cuenta que no existe adelanto científico capaz de reemplazar a la
sangre y que tan solo el hombre la produce para el hombre, es que se apela a
la donación altruista de sangre como única alternativa para ciertos
pacientes. Con la donación de sangre por parte del 3% al 5% de la población
se alcanzarían a cubrir las necesidades de sangre de todo el país. 400
donantes diarios se necesitan para abastecer las 120 mil transfusiones
anuales que se realizan en Sistema de Salud de la Ciudad. En nuestro país
cada año se necesitan 1.500.000 transfusiones, 9 de cada 10 personas
necesitará al menos una vez sangre para completar algún tipo de tratamiento.

Donar sangre debe ser considerada una acción voluntaria: hay una diferencia
sustancial entre la donación por reposición, que implica en cierto modo una
presión social y la donación voluntaria. No se debe recibir ningún tipo de
compensación económica por donar sangre.

La donación de sangre es anónima y
esto tiene una doble función: el receptor no conocerá la procedencia de la
sangre que le han transfundido y el donante no tendrá acceso a conocer la
identidad del receptor. Esto responde, entre otras cosas, a la
confidencialidad de la información.

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