«Etchecolatz, durante una diligencia judicial, nos recibió a mi padre y a mi, con un arma»
Alerta Militante entrevistó al Dr. Alejo Ramos Padilla, protagonista del juicio contra el sacerdote Von Wernich. Por Luis Gasulla
AM. ¿Qué puertas se abren luego del juzgamiento del sacerdote represor Christian Von Wernich?
Alejandro Ramos Padilla: “Creo que este juicio, institucionalmente, marca un nuevo rumbo porque ya se demostró que en la dictadura, el genocidio de los años ´70, no sólo intervinieron genocidas y militares sino también miembros de la Iglesia Católica, y es obvio, más que obvio, también intervinieron funcionarios civiles. El caso más emblemático es el de José Alfredo Martínez de Hoz (ex ministro de economía del gobierno de Rafael Videla) y el del ex ministro del Interior, Albano Harguindegui. Nosotros hemos pedido, yo como representante de Héctor Timmerman (periodista y actual Cónsul en Estados Unidos del gobierno argentino e hijo del fallecido periodista Jaboco Timmerman quien fuese secuestrado y torturado durante la última dictadura militar), que se investigue a Jame Ramón Smart que era el Ministro de Gobierno del gobernador “de facto” en la Provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean; también a Roberto Durrieu quien fuese Viceministro de Justicia de Videla y a Alberto Rodríguez Varela que fue el Ministro de Justicia. Pedimos la detención de todos ellos pero en algunos casos, como el de Smart, hemos descubierto y comprobado, por testimonio de las víctimas –algunas que ya no están-, que estos funcionarios civiles, además de dar las órdenes al personal, participaban y asistían a los centros clandestinos de detención. Así que si pretendemos tener la justicia completo –un término que está de moda- tenemos que investigar sobre los que pensaron el golpe, los que lo manejaron y sobre los que se decidieron operar en los centros clandestinos, sobre los que se beneficiaron porque este será el modo para que nunca más ocurra un genocidio, ni acá ni en ninguna parte del mundo. Avancemos sobre aquello que desde los escritorios daban órdenes que afectaron a todo el pueblo y que incluyeron a los 30.000 desaparecidos, robos de niños, que arrojaran gente desde 5.000 metros de altura. Esa es la expectativa que, creo yo, se abre luego de este juicio”.
Según la doctora Miriam Bregman (abogada defensora de Jorge Julio López), Von Wernich tendría que haber sido juzgado por el delito de genocidio y no sólo que los delitos que cometió fueron en el marco de un genocidio ¿Cuál es la diferencia en los términos antes mencionados?
Más allá de la discusión que se pueden dar en los ámbitos jurídicos es bueno que empecemos a llamar a las cosas por su nombre: que llamemos a lo que ocurrió en la Argentina, genocidio y no Proceso de Reorganización Nacional como nos quisieron imponer; que llamemos a Jorge Rafael Videla, dictador y no presidente; que llamamos a estos funcionarios civiles, que gozan de un gran prestigio, partícipes del terrorismo de estado. Entonces más allá de la discusión jurídica, que me parece válida, tenemos que empezar a recuperar el lenguaje porque acá se llamaron subversivos a las víctimas y quienes subvirtieron el orden democrático e impusieron el terror, fueron, justamente, quienes hicieron desaparecer a más de 30.000 personas.
¿Qué opinas de la discusión acerca de que las investigaciones deberían comenzar con la Triple A y no desde el 24 de marzo de 1976?
Lo importante es verificar cuando se utilizó el aparato del Estado para perseguir al pueblo. Es cuando el Estado utiliza las armas que son para proteger a la sociedad cuando estos delitos se vuelven imprescriptibles y deben ser sancionados. No lo decimos nosotros sino el derecho y la comunidad internacional. Por eso la Corte Suprema de la Nación declaró imprescriptibles estos delitos y probablemente cuando le toque expedirse sobre los delitos cometidos por la Triple A, haga lo mismo, lo cual me parece correcta la interpretación.
Algún sector de la sociedad expresa o piensa que estas personas no irán a una cárcel común y que hasta quizás no cumplan con su condena por la avanzada edad ¿Qué crees que sucederá en este caso?
Peleé, junto con la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, para que se revocara las prisiones domiciliarias a los represores. Ocurrió el año pasado con Miguel Ángel Etchecolatz, durante el juicio, tuvimos que ir a la casa a hacer una diligencia judicial y me recibió a mi padre y a mí, con un arma. Te recuerdo, esta persona estaba presa en ese momento: y estaba con un arma en la casa. A partir de ahí…
Perdón. ¿El tipo estaba preso y te abre las puertas de su casa con un arma en las manos?
Sí. Es de no creer. La historia es que le habíamos ganado el juicio por las calumnias que el represor hizo contra el fallecido dirigente socialista, Alfredo Bravo, en aquel tristemente recordado debate en el programa “Hora Clave” de Mariano Grondona. Etchecolatz, al perder el juicio, nos tenía que pagar los honorarios y las costas. Entonces iniciamos un juicio civil por el cobro de estos honorarios sabiendo que el tipo estaba insolentado pero sabiendo también que quizás tuviera armas en su poder, así que fuimos mi viejo (recordado jurista y luchador contra las leyes de obediencia debida y punto final), mi hermano y yo, junto con una oficial de justicia mujer. Le preguntamos si el televisor que se encontraba en el comedor lo podíamos llevar por las costas a lo que responde: “No, es de mi mujer”. En eso encontramos las charreteras y le preguntamos si eso también era de su mujer. Dice: “No, claro, y el arma tampoco”. La otra constatación que había que hacer era si funcionaba o no el arma y entonces mi viejo pregunta: “¿Funciona?” Y Etchecolatz contesta: “Sí. Tengo el blanco. ¿Dónde lo quiere? ¿En el pecho o en las piernas?”
¡¡¡Qué momento!!! Bueno, preguntó por lo menos…
“¡El tipo estaba preso en su casa!”
La impunidad total…
Preso en su casa con armas. Sin nadie que nos defendiese. Ahí forcejeo con él, logro sacarle y que tire el arma y presentamos todo lo sucedido en el juicio logrando que se revocara la decisión judicial de la cárcel domiciliaria. Ahora, hablando de la gravedad de los delitos, es un tema a tener en cuenta para que se vayan revocando otras prisiones de estas características. Estos tipos siguen cometiendo delitos porque con su silencio, por ejemplo, la señora Mariani no encuentra a su nieto que busca desde hace 31 años y ellos saben a quién se la dieron o dónde están las víctimas que fueron arrojadas desde un avión o enterradas NN o quemadas en el fondo de una comisaría. Con su silencio generan más daño. Conozco madres que me dicen: “Yo no se, el día que me muera, si quiero que me tiren al río, porque no se si mi hija está ahí, o si me quiero ir a la tierra”. Acá desde un primer momento se planteó un sistema tendiente a generar la impunidad. Desde el primer día que se planea el golpe y se arman centros clandestinos de detención, se piensa en apropiación de niños suprimiéndoseles la identidad, y ni siquiera había víctimas de homicidios sino que había desaparecidos, se ordenan quemar todos los archivos es porque estaban pensando en su propia impunidad. Después siguió esta impunidad desde el Estado con la ley de punto final y obediencia debida y, lo más terrible, con los decretos de amnistía de Carlos Menem, en 1990. Ahora estamos en un proceso de recuperación, 30 años después, pero creo que la justicia no es…
¿Qué sentiste cuando desapareció Jorge Julio López justamente con lo que te sucedió a vos con este terrible represor?
¿Qué sentí? Seguramente que a López lo secuestraron, sin dudarlo te lo digo, así como durante el año 1987 se realizaban las asonadas militares para frenar el avance de la justicia, ahora se amenazaron testigos y se secuestró a Jorge Julio López. Lograron imponer miedo pero por suerte pudimos seguir avanzando pero el sentimiento es que estos grupos decidieron amenazar a las víctimas y secuestrar a un testigo.
Antes hiciste referencia al programa de Mariano Grondona y ese triste, digamos pseudo careo entre el represor y el torturado, ¿Hasta qué punto se puede juzgar o qué rol le cabe a los que simpatizaron ideológicamente con ese régimen?
Partamos de una base: nunca pediré que se juzgue a alguien penalmente por su ideología. Hay una famosa frase que dice: “No comparto tus ideas pero soy capaz de dar la vida para que puedas expresarlas”. (NR. La Frase exacta es: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlas” y pertenece al filósofo francés Voltaire). Ahora quienes se convirtieron en portavoces de la dictadura militar, quienes ensalzan las acciones terroristas del Estado o quienes pretenden encubrir estas acciones, tienen una cuota de responsabilidad frente a la sociedad muy importante.
No sólo a lo ideológico, me refiero también a los beneficios económicos que van desde Papel Prensa en el caso de La Nación y Clarín como el enriquecimiento de ciertas figuras mediáticas de aquel entonces.
A mí me tocó representar a Jacobo Timmerman, director de uno de los diarios más importantes de aquel entonces –La Opinión-. Desde ese diario se decidió publicar Habeas Corpus y las actividades que estaban desarrollando los organismos de derechos humanos para enfrentar a la dictadura militar y muchos periodistas de ese diario desaparecieron. Muchas críticas se hicieron desde el diario a los que eran conocidos como los más duros: Camps, Saint Jean, que se terminaron con el secuestro del director de un diario. Esto fue un hecho gravísimo, no solo por que era Timmerman, sino por lo que implica secuestrar a la máxima figura de un diario. Queda en la censura de la prensa internacional porque, pocas veces, se decide para parar a un diario, secuestrar al director de un diario. Inmediatamente, al día siguiente de su secuestro, fue intervenido el diario y Jacobo alojado en un centro clandestino. Al poco tiempo, fue clausurado La Opinión. ¿Por qué se atacaba a la prensa? Y si le pasó esto a Timmerman, imaginate a los que publicaban «Evita Montonera», una publicación barrial de La Plata, a quienes mataron de una manera salvaje. Ellos debían mantener la clandestinidad de todas sus acciones. Todas las acciones de terrorismo de Estado debían mantenerse así, y cuando salían a la luz, sobre todo en el exterior, ellos las desmentían, decían que eran cuentos, que los desaparecidos no eran nada sino entelequias. Atacar a la prensa y a Jacobo Timmerman como ejemplo, fue un modo de amedrentar a otros. Y el caso más terrible fue la “Carta Abierta a la Junta Militar” de Rodolfo Walsh el 24 de marzo de 1977 y que provocó su asesinato, un acribillamiento de manera brutal, al día siguiente pues no soportaron en palabras escritas en papel lo que ellos hacían.
Retomando el caso puntual del sacerdote, ¿cuál fue la vinculación jurídica de Von Wernich con el asesinato, tortura y desaparición de personas, en especial contra Jacobo Timmerman?
La vinculación es que Von Wernich participaba de un grupo conocido como grupo “La Plata” en el que estaban Saint Jean (famoso por su frase: “Primero nos llevaremos a los subversivos, después a los colaboracionistas y finalmente a los indiferentes”) y Suárez Mason. El era el confesor de Camps y el Capellán de la Policía bonaerense, que recorría, como un grupo colegiado para la tortura, los distintos centros clandestinos de detención, lo que ahora se conoce como el “Circuito Camps”. Dentro de estos centros clandestinos de detención estuvo alojado Timmerman en donde fue brutalmente torturado. Como él mismo reconoce, él iba a entrevistarse con el director de La Opinión y le preguntaba, luego de dos horas de tortura, sobre esos mismos temas por los cuales era torturado. Las frases que han relatado los testigos es “te conviene confesar así no te torturan más” pero las preguntas que le hacían están transcritas por el propio Ramón Camps en un libro que escribió para difamar a Timmerman pues, decía, que era un representante del sionismo y que era un colaboracionismo del marxismo y del socialismo. Por momentos, rondan la ignorancia pero, por otra parte, algunos funcionarios civiles de la dictadura, hicieron una investigación ideológica sobre el contenido del diario “La Opinión”. No lo digo yo, lo dicen ellos, lo dice Camps.
Hay un sector o personas que opinan que por más hijo de puta que sea el sacerdote o quien sea, no lo convierte en un asesino pues no mató a nadie…
¡Pero qué esperan para darse cuenta que Von Wernich sí fue partícipe de los delitos de homicidio! Fue condenado por siete homicidios calificados. A aquellas personas les diría: que el caso de un policía que se arrepintió y que en un momento no soporto más los delitos y las torturas que estaba cometiendo, durante la dictadura y después de haber dado muerte a un grupo que hoy se conoce como “el grupo de los siete”, fue a hablar, totalmente angustiado con el sacerdote, al día siguiente de la matanza, y Von Wernich –que se había manchado con sangre la sotana después de haber participado de estos homicidios- les dice: «lo que hicimos, lo hicimos por el bien de Dios y por la Patria”. No solamente participaba sino que exhortaba a que se cometieran estos delitos y era una pieza fundamental para la reiteración de estos delitos dándole a los represores, desde su particular visión del sacerdocio y la política, el apoyo necesario para que estos hechos se reiteren. La figura de Von Wernich es terrible pues una persona que acababa de ser torturada violentamente durante 16 horas, y después con la necesidad de confesar, de decir cosas por decirlas, pues que te coloquen una vara ardiente en el ano o que te pasen corriente eléctrica por ahí, y que después venga alguien, vestido de sacerdote, a tratar de sacarte esa confesión…es terrible. Es un hombre que a los padres de la niña Ana Libertad Baratti que nació en un centro clandestino de detención, les dijo ante la pregunta de ¿por qué mi hija tiene que pagar por esto? Y el cura contestó con una frase bíblica: “Los hijos pagarán por los pecados de los padres”.
Es de no creer. La última: ¿Desde cuándo nació tu amor por la justicia?
Alejandro suspira, su mirada mira al vacío y me dice: “Desde que era muy chico. Porque mi viejo, en el año 1984 fue nombrado juez, durante el regreso de la democracia. Fue el primero en declarar inconstitucional la ley de obediencia debida. Se comprometió muchísimo con las Abuelas de Plaza de Mayo y logró restituir a muchos chicos y pese a todo, las dificultades, todos los inconvenientes, me marcó un camino que es imposible que yo no lo siga”.
Dr. Alejo Ramos Padilla. Foto Alerta Militante