16/04/2024

En exclusiva para AM, Elisa Carrió, Raúl Castells, Larry De Clay y dirigentes del ARI

¿Cárcel o el sillón de Rivadavia?

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Luis Gasulla (derecha) durante una nueva presentación de Carrio ante el Juez Luis Schelgel.                         Foto Diario Clarín (Sábado 18 de agosto de 2007)
Luis Gasulla (derecha) durante una nueva presentación de Carrio ante el Juez Luis Schelgel.
Foto Diario Clarín (Sábado 18 de agosto de 2007)

EL

9 AM. Perú entre las calles Alsina e Yrigoyen. Los seguidores del hombre de los mil piquetes, comienzan su peregrinaje diario por la city porteña. Don Raúl, como lo llaman algunos, aún no ha llegado. Los feligreses comparten tortas fritas, mate y algunas gaseosas. El frío se siente más que nunca sobre Buenos Aires y las personas de avanzada edad lo sufren más que el resto. Ese es el target que sustenta, principalmente, al movimiento de Jubilados y Desocupados que lidera Raúl Castells, aunque la presencia de adolescentes, algunos pocos niños y hombres y mujeres de mediana edad, también se hacen notar. El líder llega caminando solo. Viste unas zapatillas negras tipo fútbol de salón, unos jeans azules gastados, un buzo, una característica bufanda con los colores rojo y negro –todo un símbolo ideológico- y un pesado bolso sobre el hombro izquierdo.

Julio Reifenberg, Secretario General del sindicato de correo de Salta, vino a traer, junto a sus compañeros del norte argentino, un petitorio al ministerio de Economía pues afirma que a los trabajadores en actividad y a los retirados les corresponde el 14% de la propiedad participada, es decir, que de YPF, los trenes, correo, todas las empresas del Estado les pertenece ese porcentaje por la ley 23696 que está vigente y que no se cumplió jamás. Agrega: “Así muchos compañeros se han retirado de estas empresas y no se les ha abonado ni un centavo salvo a los de YPF que fueron a juicio, algunos, pero tampoco tienen sentencia firme, y si la tienen, el gobierno dice que no hay presupuesto. Son muchísimos los trabajadores que han quedado en el camino, cuando iban a  privatizar decían que íbamos a ser parte de la empresa, pero todo fue un engaño”.

Mientras se gestiona la entrega de unos 300 subsidios para un grupo de jubilados que acompañan a Raúl Castells; tres sillas de ruedas y una operación de cadera para un abuela que la espera pacientemente desde hace cinco años, el líder ordena a su grupo y pide fotocopias de los documentos de identidad a los mismos para entregar a las autoridades del Pami situado en la esquina de Avenida de Mayo y Piedras. Larry De Clay, el cómico que acompaña todas las noches a Marcelo Tinelli, fanático por sus chistes, su amor por Boca y por su generosa barriga, relata su amistad con Castells y sus intenciones políticas: “Hace dos años que estamos en campaña para gobernar Escobar. Uno siempre está en campaña de la manera en que nosotros lo entendemos: una constante actividad por la gente. La carrera artística la dejaré de lado, si Dios quiere y la gente, si soy intendente porque la política es otra pasión. Y ahí estamos, trabajando seriamente porque si nos va bien, y bueno, dejaremos de lado la profesión artística. Bien. Castells, personalmente, es un amigo y, después, en Escobar, siempre que hemos necesitado el uno del otro, lo hemos hecho, porque siempre digo que, aunque los pibes no votan, y los abuelos son los que más nos necesitan, y entonces no hago políticas con esas cosas. ¿Por qué va a haber problema con el Frente para la Victoria por mi amistad? ¿Por qué? Si yo me llevo bien con una persona no tengo por qué pedirle permiso a nadie. Aparte ya te digo, tengo una excelente relación personal y lo que tiene que ver con lo político hay cosas que no se negocian. A los pibes yo no les pregunto de qué partido político son porque no tienen y a los abuelos, menos”.

Raúl Biaggoni, fuera del Pami, toma el micrófono, dice unas palabras sobre su amistad con Castells, se abraza con él, y firma cientos de autógrafos de los humildes jubilados, niños y mujeres que gritan por él. La marcha continuará hacia la Catedral de Buenos Aires. “El cardenal Bergoglio debe estar impaciente, apurémonos”, pide a gritos Castells, mientras que grita con un megáfono que este no es el paraíso del que habla el súper ministro Alberto Fernández. Veinte días después Castells está demorado. La cuarta entrevista pautada es suspendida sin aviso por el líder piquetero. “Estoy demorado, vio como andan los trenes, hombre”. Una veintena de integrantes de la asamblea que preside Raúl Castells lo aguarda impaciente en una de las aulas del instituto que funciona en Pueyrredón al 600 en el barrio de Once. “Viene en bondi y después se toma el tren hasta Once, viste como está el tránsito, quizá lo agarró algún piquete”, me dice un integrante de la asamblea riéndose. En casa de herrero cuchillo de palo, pienso.

ELLA
17 de agosto. Viernes frío sobre la ciudad de Buenos Aires. Helado, el aire en Comodoro Py. En el juzgado en lo correccional Nº11, el juez Luis Schelgel, aguarda la llegada de la imputada por calumnias e injurias contra un próspero empresario pesquero hijo de un conocido dirigente histórico del peronismo de primera hora. Unos cien seguidores de la imputada aguardan estoicos y le cantan al viento las premisas que su líder expresa a diario en los medios de comunicación. Tal es el frío que dan ganas de tapar a las cámaras de televisión que aguardan impávidas el momento esperado. La recién electa primer gobernadora en la historia Argentina, Fabiana Ríos es la mujer del momento luego de la protagonista de esta crónica, la candidata K y mujer del presidente y Gabriela Michetti –la revelación femenina de la política del arco de enfrente-. Los periodistas acosan a Ríos mientras que otras mujeres del partido del ARI o de la coalición cívica deambulan muertas de frío: de América González a Patricia Bulrich pasando por Diana Maffia y Martha Maffei. Eduardo Macaluse y Enrique Olivera llegan al mismo tiempo que la imputada a quien acusan de mentirosa, “difamadora profesional”, sectaria, amenaza para la sociedad, autoritaria, déspota, fundamentalista de un culto religioso mal visto –aunque en el país el 90% de la población afirme ser católico en sus diversas expresiones-, y, de espaldas a las cámaras, también digan más lisa y descaradamente que es una “gorda de mierda”.

La “peligrosa” imputada desciende de un taxi a 50 metros de donde aguardan las decenas de medios presentes. 9:35 saluda a sus colegas, a este cronista que le sigue sus pasos sin temor a lo que dicen sus detractores de ella. Ella, mesiánica, dice que el país ya aprendió quienes son los mentirosos y los ladrones, pero en la sociedad se palpa otra cosa. Los periodistas la respetan cuando la tienen frente a frente pero, cuando las notas se publican en los diarios, el tufillo receloso de la mística se vuelve palpable. Se la nota segura, algo cansada aunque el tostado y el rozagante lápiz labial de un furioso rojo sin matices, presagie que quizá este equivocado. Me pregunto si no tiene frío con ese saco color salmón, una camisa blanca con unos sutiles bordados y su piel anaranjada que Dios y la cama solar le regaló. La gorda, como la llaman sus detractores, está más fashion que antes cuando, decían, no podía ser presidenta por cuestiones de peso, por andar, de acá para allá, con un rosario del tamaño de un ballenato y un discurso plagado de palabras como fe, verdad, dioses, citas bíblicas que serían la envidia de Bin Laden y Hara Krisma.

Me comentan que durmió mal, preocupada por ese maldito viernes negro frente al juez. Se lo pregunto. La imputada asienta con la cabeza, “estoy bien, ahora hablamos chicos”. Camino detrás, los micrófonos, celulares y grabadores la tapan, ya no se siente el frío, envueltos en esa masa humana infernal. Gritan por ella, la vivan con locura; son los “lilitos”, gente tan o más loca como ella, dice un detractor horas más tarde a este cronista.

El detractor, ex radical, ex alfonsinista, ex aliancista, hoy cercano al precandidato a intendente de Escobar, Roberto Costa, ahora alaba las virtudes de la argentina K. Aspira a quedarse con una parte del poderoso motín que se repartirá luego de las elecciones municipales en el partido de Escobar, en caso que gane alguno de los tantos candidatos kirchneristas. Tierra de Luis Patti, el desafío no es nada sencillo para los hombres K. “¿Te pensás que con las denuncias va a llegar a algún lado? Así no se gobierna un país, hay que caminarlo, meterse en las villas, llevarle al pueblo una ayuda, darle una mano”. No importa que hace décadas sea el mismo partido el que gobierna la provincia de Buenos Aires. Falta. ¡Démosles tiempo que ya se verán los resultados! “¡¿Que sabe la gorda de los problemas de la gente?! Tendría que aprender a callarse la boca. Las cosas no son blancas o negras. Cuando uno mete la mano, bien hasta el fondo, en la mierda y bueno, seguramente, que algo se va a ensuciar”. Versión rebosada, posmoderna del “roban pero hacen”, pienso.

Más que dirigentes se creen machotes de la política, barra bravas de cafés políticos, ellos tienen “aguante”, en el partido no se discute, se acotan las direcciones del gran jefe. Al estilo Al Capone, el partido K, con sus componentes de ex cavallistas, ex menemistas, ex aliancistas, ex radicales, ex frepasistas, ex derechistas, ex y ex, se travistan por la caja chica, que de chica no tiene nada. Como en la recién estrenada película “Los Simpsons”, los altos dirigentes argentinos no los votaron para leer, razonar, cultivarse –creen y creo que, lamentablemente, están en lo cierto- los eligieron para decidir. Y en las decisiones apresuradas a veces el tiro sale por la culata, como presagio ocurrirá con el caso de la imputada. Más fundamentalistas y mesiánicos que “la impresentable gorda”, no admiten al disidente y, fieles al bushismo, “el que no está con nosotros, es un enemigo”. Y al enemigo no se lo puede herir y darle una chance de revivir, se lo debe matar, exterminar. ¿De dónde surge tanto odio? ¿De qué se preocupan si nunca llegará a nada, como dicen?

La respuesta al interrogante, en las propias palabras de la imputada: “quiero decirle a toda la sociedad que estén tranquilos que me voy a defender con la verdad, que esto es un ejemplo para los hijos de nuestros hijos y para nuestros hijos, que los ciudadanos tenemos que defender la verdad porque sino vamos a estar condenados a vivir en la mentira, la impunidad y la hipocresía. Quiero dar testimonio. Yo amo a la adversidad, me acostumbré y viví en ella y tengo una tranquilidad enorme. Con respecto al juez, creo que está actuando correctamente pero los que me persiguen son Julio De Vido y Alberto Fernández, y los amigos de Kirchner. Yo puedo ir a prisión pero no voy a callar. Mi deber, mi libertad está en no callar, el resto no me pertenece. Quizá el momento de la citación sea extraña pero, repito, el juez actuó correctamente. Claro que algunos jueces jamás sentaron en el banquillo de los acusados a los corruptos, mentirosos y ladrones, y tampoco a los asesinos. Por eso, este juez y yo tenemos que estar en esta situación; yo acusada por decir la verdad y él en su rol de juez. Ojalá que este juicio sirva para que los verdaderos culpables del asesinato de Espinosa sean juzgados. Si mi candidatura peligra o no, es lo de menos ya que lo importante es la verdad”.

¿Quién y de qué se la acusa a la imputada? El empresario Héctor Antonio, representante en el país de la firma española Pescafina e hijo de un histórico dirigente peronista, acusa a Elisa Carrió por el delito de calumnias e injurias cuya pena máxima es de tres años de prisión. Antonio imputa a la candidata presidencial de haber mancillado su buen nombre y honor cuando, hacia fines del 2003, lo acusó de financiar de forma espuria la campaña política del, por aquel entonces, títere de Eduardo Duhalde, el actual presidente Néstor Kirchner quien, según Carrió, canjeaba beneficios de contratos pesqueros en el sur argentino por jugosas valijas repletas de dinero, y estar implicado en el asesinato de Raúl Espinosa, dueño de Pesquera San Isidro. Lo cierto es que el 30 de enero del 2003, Espinosa fue asesinado a tiros en Puerto Madryn, Chubut, diez días después de reunirse con Carrió y haberle entregado pruebas de los negocios del, por aquel entonces, candidato a presidente por el Frente para la Victoria. El crimen aún permanece impune quizá producto de las irregulares judiciales que empañaron la investigación. El homicidio de Espinosa fue tratado por 13 jueces distintos y sobre Héctor Antonio nunca hubo una imputación en concreto. Los asesinos materiales fueron reconocidos por la viuda del difunto empresario, Lorena Gabarruz, pero en mayo del 2004 consiguieron la excarcelación en una situación bastante confusa.

¿Qué conclusión extrae de la citación de Elisa Carrió a declarar por calumnias e injurias a 75 días de las elecciones presidenciales?
Diana afia: “En realidad es una puesta en escena que revela los modos de gestión política de este gobierno donde no hay respeto por la ley, no hay control sobre la legalidad de las conductas de los funcionarios y empresarios, y no hay castigos sobre la violación de las normas. Hay una corrupción innegable, hay anomia, no se respetan las leyes, y hay impunidad. Estas tres cosas se explican y encuentran su sentido en una situación de poder que no nos permite protegernos como ciudadanos. La gran paradoja es que los asesinos y los corruptos denunciados por Carrió están impunes y ella está siendo juzgada por el honor de estos asesinos y corruptos. Tengo la esperanza que los ciudadanos y ciudadanas lean esta paradoja como lo que es: la puesta en escena de la falta de palabra y de conducta de un gobierno, y la congruencia entre palabra y acción de Elisa Carrió”.

¿No puede terminar volviéndose en contra para el gobierno en una especie de efecto bumerang? “En realidad ya se le volvió en contra al gobierno. En relación a lo electoral, que ya no importa, depende del grado de conciencia de la sociedad. Lo que sí importa es que vayamos tomando conciencia de que hay situaciones que impiden el ejercicio de ciudadanía y ellas son la corrupción y la mentira. No se trata de qué quien roba dinero público no afectó el interés particular de cada uno, afecta el interés colectivo y a la ciudadanía en general. Si cuantificamos el dinero que se roba y lo pensamos en términos de salud, de educación y de vivienda, que faltan hasta en una ciudad rica como Buenos Aires, es dinero que no se recibe para atender a estas necesidades básicas. El Estado no está para hacer patrimonialismo con el dinero público sino que está para distribuir equitativamente ese dinero público y en lugar de generar equidad este gobierno genera apropiación de la riqueza que se expresa en los nuevos ricos de Santa Cruz que se parecen a los nuevos ricos del menemismo”.

¿Pareciese ser que el fin justifica a los medios, no? ¿Ese es el discurso predominante de los años K?
“La exigencia a una lealtad y a un silencio en asociación con el Estado. Hay corrupción en la sociedad y en el Estado. La idea es que el silencio mantenga la lealtad a esos sistemas de negociación. En realidad, una denuncia, una acusación que manifieste como son los sistemas de corrupción, se manifiesta como una amenaza pero no solo a la concentración de poder sino a los negocios. Acá el poder es una excusa para los negocios. El poder es el medio que han usado para hacer negocios”.

Eduardo Macaluse: “La citación a Carrió se da en contexto de doble estándar en la justicia. Por un lado, funcionarios que se corrompen, no rinden cuentas y que lo tienen que hacer en la justicia. Por otro lado, quien denuncia a la corrupción renunciando a sus fueros de diputada sin esconderse detrás de una banca,  debe presentarse ante la justicia. Ella dará la cara y más que eso, ratificará los nombres y los procedimientos de corrupción que mencionó en aquel momento. Esta situación puede ser que se le termine volviendo en contra al gobierno. Se tendrán que hacer cargo de sus propios hechos. Lo cierto es que Carrió no se retractará y la gente que mencionó en aquel momento, cuando en el 2004 Uberti era un desconocido, porque Carrió hoy está acá, en Tribunales, por haberlo mencionado, hoy la gente sabe que es el mismo que vino con las valijas llenas de dinero desde Venezuela así que las cosas se van aclarando”.   

Fin de agosto. Carrió rectifica sus dichos y es declarada inocente de los cargos de calumnias e injurias. En el teatro San Martín la gente aplaude y se pone de pie por la actuación de Pepe Novoa, Luis Brandoni y compañía, y por el soberbio contenido de “Un Enemigo del Pueblo” de Henrik Ibsen. Brandoni grita: “El pueblo tendrá la fuerza pero no la razón”. A dos meses de las elecciones presidenciales, Cristina arrasa en las encuestas mientras que la oposición se fragmenta cada día más. En “Un enemigo del Pueblo”, el Doctor Stockmann descubre que las aguas del baneario de su pueblo están contaminadas pero la gente no quiere escucharlo. El protagonista, interpretado magníficamente por Brandoni, deberá pagar el precio de atreverse a alzar la voz cuando nadie quiere oír la verdad y será señalado como un traidor del bienestar común. Elisa y Raúl, en ese sentido, también son enemigos del pueblo.

* Redacción Alerta Militante

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