16/04/2024

«San Telmo es un barrio con Ángel»

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Abogado, Defensor de los DDHH; por «recomendación» de la «Triple A» debió exiliarse en Francia donde inició una extensa carrera diplomática. Regresó con la vuelta de la democracia como Embajador Plenipotenciario de la Cancillería. Antes de asumir en la presidencia de la Auditoría General de la Nación, fue Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

A pesar de la riquísima biografía, con una importante actuación nacional e internacional, el entrevistado conserva un bajísimo perfil y sin dudas esta nota sorprenderá a mas de un vecino o comerciante del barrio.

Despouy reside desde hace casi tres décadas en una modesta casa ubicada en la calle Estados Unidos (Entre Chacabuco y Piedras) La entrada, -una de las tres puertas de madera- supo ser  un «portón»  de una de las caballerizas de «Juan Manuel de Rosas» .

Hasta 1900 la propiedad se conectaba a un gran patio donde estacionaban carruajes con sus correspondientes «comederos y bebederos» para los animales. Antes de 1900 se adaptó para viviendas convirtiéndose en un típico conventillo, donde alguna vez funcionó hasta un «prostíbulo».

Hoy, la propiedad si bien típica del barrio, se encuentra bien reciclada y armoniosa y por su largo pasillo transita diariamente el Presidente de la Auditoría General de la Nación. Lejos de las excentricidades de otros funcionarios públicos que decidieron mudarse al vecino barrio de «Puerto Madero», nuestro entrevistado asegura que jamás abandonará San Telmo. Entre risas nos dice «en Puerto Madero vive la nueva burguesía estatal», sin nombrarlos alude a varios funcionarios del gobierno Nacional.

Mientras este cronista realiza la entrevista, no deja de sorprenderse de la sencillez del hogar con algunos muebles antiguos, sectores donde se exhiben ladrillos antiquísimos de la construcción, informes, libros por doquier y probablemente todos los diarios del día sobre un escritorio. Apenas un pequeño pulmón con una mesa plástica, rodeado de plantas, quizás lo más distintivo.  

Pero buceemos un poco más sobre el protagonista de esta nota. Leandro Despouy (66) nació en la Provincia de San Luis pero estudió abogacía en Buenos Aires. Se recibió a los 21 años y años mas tarde se incorporó a la Asociación Gremial de Abogados, donde ejerció como defensor de presos políticos junto a Hipólito Solari Yrigoyen, Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, entre otros.

«Las Tres A estaban en el ejercicio del poder a través de López Rega (NR. Ministro de Bienestar Social, durante el Gobierno Justicialista de Isabel Martínez de Perón) y tras amenazas e intentos de secuestro me tuve que exiliar… pensando que volvería pronto…» afirma Despouy con un dejo de nostalgia.

Eligió París por su ascendencia francesa, el idioma y la cultura no le eran ajenos, lo que sin dudas facilitó su inserción social. «Nadie descansa en el exilio» y por ello participó activamente del «Comité de solidaridad latinoamericano» que comenzó a funcionar en Francia cuando se produjo el golpe a Salvador Allende en Chile. Desde allí denunció el accionar de la Triple «A». 

Pero…a Europa llegó, como solemos decir por estos lares, «con una mano adelante y otra atrás». Trabajó como «modelo», y «fletero», «nos ganábamos la vida como podíamos» asegura el «Embajador» como muchos vecinos aún hoy lo siguen denominando.

Pero nunca descuidó su formación y además de publicar sendos artículos sobre «Derecho Internacional Público y de Derecho Internacional Humanitario», también dictó clases de Economía Política en la Universidad de París. Por esos años militaba en el partido socialista Francés (Organización internacionalista) y entrados los años 80 se reunió en el exilio con quien asumiría la presidencia en Diciembre de 1983.

Carrera Diplomática: En 1990 fue designado por la ONU para asesorar a la Cancillería Ecuatoriana y entre 1991 y 1992 participó en el asesoramiento internacional para la transición a la democracia del Paraguay. En 1993 lideró las negociaciones en Haití para restablecer en el poder a Jean-Bertrand Aristide, derrocado en 1991. En 1999 participó, como experto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en la evaluación de la racionabilidad en América Latina y el Caribe. En 2001 fue designado Pte. de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

 

«DE PARÍS A SAN TELMO»
Raúl Alfonsín lo convocó para integrar los equipos técnicos del Gobierno. De esta forma, entre 1984 y 1989, desempeño el rol de «Embajador plenipotenciario de la Cancillería Argentina» cargo desde el cual gestionó la presencia de personalidades extranjeras en el Juicio a las Juntas Militares y representó a su país en foros internacionales. De hecho fue nombrado presidente de la delegación argentina ante la Comisión de Derechos Humanos de las ONU.

Fue entonces a fines del 83 y principios del 84 cuando se mudó al barrio. «No conocía los antecedentes de la casa. Me presentó a una reunión de consorcio y los presentes no me tratan muy bien».

La llegada de Despouy no fue la soñada, soportó curiosas inspecciones y el arquitecto a cargo de las obras de remodelación se mostraba preocupado por las actitudes hostiles de los vecinos. Algo no les cerraba. «No puede entender su actitud…quien se va creer que un embajador se va venir a vivir acá…además sabemos que le pagó de más a la propietaria anterior (NR. respetó el acuerdo inicial, cuando producto de la inflación pudo haber pagado mucho menos) no la queremos a la mujer y menos creemos que usted le pagó de mas por caridad. Además compró un tanque de agua demasiado grande».

Despouy relata la anécdota risueña y recuerda la inusual conversación con detalles. «Me informaron que en verano falta agua por falta de presión». El entonces administrador y hoy amigo del «Embajador» es un hombre muy franco y sin rodeos le espetó: «¿No querrá hacer baños para los prostíbulos…saunas?» Si hasta hicieron averiguaciones en la Cancillería para certificar que el nuevo inquilino no mentía. «Hoy son los mejores vecinos del mundo, nos queremos nos ayudamos…los hijos son como míos» finaliza la miscelánea entre risas.

No serían los únicos sorprendidos del sitio elegido por Despouy para vivir. Visitaron esa casa en sendas oportunidades el reconocido escritor Roa Bastos, varios Cancilleres como el de Paraguay y por supuesto Dante Caputo.

Pocos lo saben pero en pleno gobierno de Alfonsín, el presidente argentino se reunió en el comedor de la casa de Despouy (este se encontraba en el exterior) con Antonio Cafiero y otras figuras relevantes para acordar la resistencia democrática ante del intento de golpe de los carapintadas.  Margarita Ronco, secretaria del extinto líder radical le contó alguna vez que el dirigente Justicialista se sorprendía por la humildad del sitio y con insistencia preguntaba por el dueño asombrado ante la cantidad de cajas té de diferentes partes del mundo se exhibían (aún hoy) en la pequeña cocina desayunador.

Finalizado el Gobierno de Alfonsín siguió desarrollando tareas diplomáticas en la ONU encabezando varias misiones diplomáticas. En 1993 lideró las negociaciones en Haití para restablecer en el poder a Jean-Bertrand Aristide, derrocado en 1991. Allí se negó a abandonar el país pese a que el ejército había tomado el control y ordenado la evacuación de todas las misiones diplomáticas.

«Finalmente regresó el presidente constitucional que había sido expulsado, pude volver y el barrio me esperaba…recuerdo que me contaron que algunos vecinos rezaron, otros habían enviado cartas, y hasta asistieron a homenajes en mi ausencia que se habían realizado en el senado» recuerda visiblemente conmovido.

Brandoni (Luis) me contó que durante el gobierno de Isabel Perón había sido perseguido, amenazado hasta que finalmente lo secuestraron.  Se exilió en México (1975) pero cuando en el 76 lo detuvieron y secuestraron por segunda vez, grande fue su sopresa…lo trasladó a un campo de concentración el mismo grupo de tareas…Aníbal Gordon le dijo…pero a vos ya te detuve…

 

«Finalmente regresó el presidente constitucional que había sido expulsado, pude volver y el barrio me esperaba…recuerdo que me contaron que algunos vecinos rezaron, otros habían enviado cartas, y hasta asistieron a homenajes en mi ausencia que se habían realizado en el senado» recuerda visiblemente conmovido.

A comienzos de 2002 es nombrado por su partido (primera minoría) al frente de la AGN, órgano estatal autónomo encargado del control del manejo de fondos públicos por parte del Poder Ejecutivo. Desde allí, Despouy ha realizado decenas de denuncias graves respecto a la falta de control por parte del Gobierno Nacional respecto al destino de los subsidios realizados a empresas concesionarias de servicios públicos. Un caso paradigmático fue el control de las concesionarias de los servicios ferroviarios. La Auditoría emitió cuatro informes detallados sobre esta situación, advirtiendo que la misma ponía en serio peligro la seguridad física de los pasajeros y del material rodante, sin obtener respuesta alguna por parte del Gobierno y sin que se modificase la situación.

Pocos días antes de cumplirse 10 años de Despouy frente al organismo, el 22 de febrero del 2012, un tren de la Línea Sarmiento (a cargo de TBA) no logra frenar y colisiona contra la estación terminal de Once, produciéndose 51 muertos. «Lo mas dramático de la tragedia es que se pudo haber evitado» asegura.

«El estado mas allá de las responsabilidades que se puedan establecer por una gestión gubernamental debe acompañar a las víctimas y el ejemplo es lo sucedido en Brasil, la propia Dilma (Rousseff) abandonó una conferencia de la UNASUR para regresar de inmediato en su país, ante un accidente»

Quizás por este último caso es que su bajo perfil fue interrumpido estos últimos tiempos, pero en su vida cotidiana nada cambió. «Los vecinos lo conocen a uno y saben que hace mucho tiempo que vive aquí, que uno le va a comprar al ferretero lo que necesita, al panadero que es amigo, que en el mercado consigo muy buena fruta…en fin uno es uno mas cualquiera sea el cargo que tenga o la función que ha cumplido…pero aún me conmueve la reacción del barrio cuando te dice siga firme, no afloje… esas palabras sirven mucho».

¿Por qué eligió San Telmo? «San Telmo es un barrio con personalidad, tiene su encanto, su poesía, su tradición. raduce para los que están aquí como para los que lo visitan del exterior, una misma imagen, una misma sensación que es Buenos Aires, un sensibilidad un tanto bohemia, con encanto, es un barrio con Ángel»

Despouy arranca temprano, mas bien de madrugada. Primero si es necesario y cada vez lo es más, atiende a los medios de prensa. La intensa labor lo retiene en su oficina del barrio de Montserrat hasta las 22 o 22:30 horas promedio. Por ello algunas noches, «cuando me voy de mi trabajo, pico algo..,voy a Bar Sur, la Milonga del Dandi, me tomo una copa, escucho unos buenos tangos y cuando llego a mi casa soy otra persona. Esto también es lo que tiene de maravilloso el barrio, uno puede curarse hasta de la locura cotidiana, del stress que significa estar al frente de un organismo que tiene casi mil personas y que está en el centro de las informaciones cotidianas porque es el organismo de control mas importante que tiene el país»

Su restaurante preferido es «Refugio» (Piedras 848) allí lo atiende la «Tía», jefa de la cocina quien además del menú de la carta suele ser condescendiente -con platos a pedido- con el singular cliente que la visita hace casi 30 años. A Despouy lo atraen varios locales y stands de anticuarios pero tiene una especial debilidad por los «libros viejos de enorme actualidad que confirma el enorme acerbo cultural de San Telmo» pero también suele interesarse por «Mayólicas antiguas» ya que lo acerca «a una forma de belleza antigua…hoy tiene una densidad artística increíble».

Los fines de semana o feriados son días muy especiales. Si no visita a su familia en San Luis lo dedica generalmente al barrio. «Trato de levantarme a una hora prudente, desayunar bien, compro los diarios e inmediatamente me dedico a hacer compras. Visito La Tecla (Mercado de San Telmo) para compras camisetas o camisas» Despouy se considera un hombre con una vida afectiva muy intensa. «He tenido grandes amores pero nunca me casé, sí mantuve tuve relaciones equivalentes al matrimonio…me ha tocado una vida bastante movida… me tuve que ir muy joven a Francia…y luego a diferentes destinos por mi profesión…»

La actual actividad sin dudas lo absorbe, por ello adeuda aún la escritura de un libro que de cuenta «lo que fue ese periodo muy difícil de la transición que nosotros encarnamos con Alfonsín en la que nadie creía, en la que no tuvimos muchos aliados pero que sí pudimos atravesar el túnel».

En el final de la extensa entrevista, Despouy cambia el semblante y con firmeza asegura que «lo que hoy se puede hacer en materia de derechos humanos se apoya en aquello que se hizo en el pasado y por eso Alfonsín es considerado el padre de la democracia». Un Despouy tan auténtico como apasionado me despide: «Hoy no puede dejar de contarse esa historia…»-

 

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