29/03/2024

"NOS DEDICAMOS A ESTUDIAR LA VOZ DEL PUEBLO"

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Charlamos con José Gobello de la Academia del Lunfardo en el barrio de San Cristobal

"El lunfardo es esencial y sustancialmente trasgresor, por eso no tiene reglas."

Mucho se ha hablado y escrito desde los ámbitos de la cultura sobre el lunfardo. Hay quienes lo consideran como una deformación de la lengua española. Otros como la manera de expresarse de las personas de bajos recursos (tanto económicos como lingüísticos). Pero también hay quienes se dedican al estudio y la defensa del lunfardo por ser un hecho lingüístico de relevancia.

En la Academia Porteña del Lunfardo desde 1962, se estudia ese lenguaje popular que se va formando y transformando con el paso del tiempo y de manera espontánea. El objetivo que persiguen desde la academia es el estudio del habla y no de las maneras de escritura. “El lunfardo es esencial y sustancialmente trasgresor, por eso no tiene reglas” nos dice José Gobello, presidente de la Academia del Lunfardo. “No tiene reglas, porque el habla no las tiene y eso es el lunfardo, es el uso que se hace de la lengua. Este uso es libre y puramente creativo”

Las lenguas están compuestas de miles de vocablos, de los cuales solo hacemos uso de una porción mínima de estos. Las palabras son estructuras carentes de sentido y cada uno de los sujetos que de ellas hacen uso le aporta su contenido. Es así como lo entienden quienes hacen del habla el objeto de estudio. Al lunfardo no es posible considerarlo un idioma o una nueva lengua, por esa misma ausencia de reglas, pero sí se lo caracteriza por “un conjunto de términos que se van resignificando en el uso”, según lo planteado por José Gobello.

Al igual que todos los idiomas o lenguas, es el pueblo que de ellas hace uso, quienes lo construyen, lo modifican y por último son quienes deciden si esas nuevas palabras y términos serán incorporadas a lo que se considera el idioma.  Si se tienen en cuenta este postulado es posible comprender el lema de la academia: “El pueblo agranda el idioma”.

En sus inicios se asociaba el lunfardo con los modos de comunicarse de las comunidades de presidiarios para evitar ser comprendidos por los castrenses. O también se lo vinculaba con los inmigrantes llegados a estas tierras en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XIX. Se reconoce la marginalidad del lunfardo, porque se encuentra en las orilla de lo considerado socialmente correcto para expresarse. Sin embargo, con el paso del tiempo esos neologismos fueron tomados por los distintos sectores sociales,  por la literatura, el tango, el teatro y los medios de comunicación llegando a ser utilizados por gran parte de la sociedad.

Actualmente, ya no se limita a esta ciudad portuaria y a los bajos fondos, sino que como consecuencia de esa aceptación social y de la llegada de los medios masivos de comunicación, cada vez más inmediatos, muchos usos lingüísticos se han expandido territorial y generacionalmente, logrando ser comprendidos e incorporados a la lengua.

Para analizar y estudiar el habla del pueblo, Gobello considera que no es necesario hacer planteamiento éticos entre “el bien o mal hablar”, sino que son “planteamientos principalmente estéticos, entre lo lindo y lo feo o de mal gusto”. Por lo tanto, la utilización de ciertos vocablos es una cuestión de pertinencia, teniendo en cuenta la situación en la que se lleva a cabo el acto lingüístico y el o los interlocutores a los cuales se dirige. Esas reglas del buen gusto son dictadas por las distintas sociedades en cada momento histórico, por lo tanto también se encuentran en constante movimiento y transformación. José Gobello considera que hoy esos medios masivos de comunicación permiten la expansión del lunfardo.

Los medios son los que “están cambiando las maneras de expresarse y no contribuyen a enriquecer la lengua, sino que la empobrecen. Nos enseñan a usar palabras en cualquier circunstancia. Antes de su irrupción y de los quiebres provocados en las normas del buen gusto, se tenía una noción más clara de los niveles del lenguaje de cada uno”.

El investigador tiene una mirada crítica hacia los medios, en especial la televisión, y los ve como elementos de nivelación del uso del lenguaje, pero esa nivelación, según Gobello, es “hacia abajo. Porque nos lleva a no poder diferenciar las circunstancias y a nuestros interlocutores”.

 Cuando se le pregunta al periodista Gobello por las críticas que reciben desde otros ámbitos por la labor que realizan, considera que: “En esto casos al igual que con el tango, muchas veces la gente se cree obligada a manifestarse, criticando algo que ellos mismos practican. Los lingüistas y profesionales, que conforman algunas academias, descreen del lunfardo y lo minimizan y por lo tanto a quienes lo estudiamos. Pero mientras tanto ellos  usan palabras del lunfardo. Con el tiempo lograremos que reconozcan el hecho que nos dedicamos a estudiar la evolución de la voz del pueblo”.

Si ayer fue la música del arrabal, los trabajadores portuarios, los presidiarios o los inmigrantes europeos los que “transformaron” la manera de hablar de los habitantes de la región del Río de La Plata. Hoy esas modificaciones constantes están presentes en los más diversos géneros musicales, en los medios de comunicación, pero por sobre todas las cosas están en cada uno de nosotros como sujetos que pertenecemos a una comunidad lingüística y de ella hacemos uso para poder entendernos.

* Redacción Alerta Militante

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