16/04/2024

El cuento de la buena pipa

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Hasta 2007 las escuelas recibían recursos para mantener sus edificios. El PRO cambió el esquema: privatizó el mantenimiento en empresas que no solucionan los problemas a tiempo y que nadie controla. Por Ricardo Fuentes*

Reponer un vidrio roto en una escuela pública porteña puede demorar un mes o dos. Mucho más si hay que cambiar una puerta o pintar tres aulas.

Ante un corte de gas por desperfectos en las cañerías, el panorama el peor. Si la Cooperadora no tiene fondos para solventar a esa reparación, habrá que pagarlo entre los padres.

Hace años en la escuela Rawson (Humberto Iº 343) un problema de este tipo fue resuelto utilizando recursos cuyo destino original eran gastos vinculados con necesidades pedagógicas. Y hace algunas semanas, la Cooperadora de la Rawson tuvo que hacerse cargo de la reparación del techo de comedor, porque la empresa de mantenimiento asignada no solucionaba el problema de goteras.

Siete años atrás las escuelas de la Ciudad recibían dinero para mantener sus edificios. Lo administraba la Cooperadora y lo controlaban Revisores de Cuentas, la Directora y el Gobierno porteño. Luego suprimieron el subsidio de Mantenimiento y privatizaron esa función en una empresa designada por el Ministerio de Educación, que no resuelve los problemas y que la comunidad escolar no controla.

Por ejemplo, en la primaria Vieytes (Perú 946)  el cambio de un vidrio roto se hace en un mes y medio, porque el contratista encargado del mantenimiento no responde con eficiencia. Además, la empresa exige que la Cooperadora compre los materiales.

Desde comienzos de año es preciso reemplazar la puerta de acceso a la vivienda de la casera, que da al patio trasero donde los chicos salen al recreo y tienen Educación Física. Después de muchos idas y vueltas, la empresa adjudicataria envió una puerta usada, de chapa, sobre la que rebotan, abolla y hacen bochinche los pelotazos cuando los chicos hacen gimnasia.

Hay algunos colegios donde el esquema funciona un poco mejor. Se trata de escuelas grandes, emblemáticas, como el Industrial Otto Krause (Paseo Colón 450) o el Normal Nº 3 (Bolívar 1235). Sus autoridades tienen un peso del que carecen los Directores de escuelas chicas, pueden levantar el teléfono y el tono de voz, en la certeza de que los atenderá un funcionario con poder de decisión. Además, colegios como el Krause reciben obras de la Ciudad y del gobierno Nacional también. Pero en la mayoría, donde la matrícula de alumnos ronda los 250 o 500 alumnos, no sucede así. En esos casos la Directora y la Cooperadora le podrán reclamar al contratista que haga los arreglos necesarios, pero no están en condiciones de exigirles nada, porque no tienen injerencia. La empresa hace su trabajo, bien o mal, más pronto o más tarde: igual lo cobra. Y si no lo hace, nadie lo sanciona, pero lo sufren los chicos y los maestros.

Para colmo, las escuelas reciben menos recursos porque, en teoría, del mantenimiento edilicio se encarga el contratista, quien –como dijimos- no hace las cosas a tiempo ni las hace bien. Cuando las hace, la escuela debe pagar el material. Y cuando no las hace, tienen que encargarse los padres con los escasos fondos disponibles.

Estas empresas cobran por un servicio que prestan deficientemente; antes esa tarea la hacían los padres cooperadores, eficazmente y gratis.

*Delegado de las Asociaciones Cooperadoras – Comuna

Foto: Producto de los fuertes vientos de otoño, cayó un gran ventanal del aula de primer grado de la otrora escuela modelo “Carlos Della Penna”, enclavada en el complejo de viviendas de Catalinas Sur, en la Boca.

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Elección de Delegados Comunales de Cooperadoras Escolares

A fines de Junio las Cooperadoras de las escuelas públicas de la Comuna 1 designaron a sus representantes, bajo la fiscalización del Ministerio de Educación porteño.

Resultaron electos Celia Gómez, Ricardo Fuentes y Oscar Poletti, los dos primeros con mandato por dos años y el terecero, hasta 2015.

Quienes habían sido Delegados Distritales desde 2007 venían reclamando la renovación de la representación, pero para el Gobierno porteño no era un tema importante.

Recién ahora, cuando el área educativa se encuentra en un proceso de cambio en la delimitación de regiones, reemplazando la concepción geográfica de Distritos Escolares por el de las Comunas, comenzó el proceso de legitimación de los representantes de los padres ante el Ministerio. La Comuna 1 fue la primera en designarlos.

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